La superespecialización.

Nos encontramos en un mundo de superespecialización. Estudiamos una carrera, elegimos una de sus ramas y dedicamos los sucesivos años en especializarnos en hacer algo concreto. Llegamos a la superespecialización. Esto nos posiciona de manera ventajosa frente a la competencia. Pero qué sucede cuando el mercado cambia y tu trabajo superespecializado ya no es demandado?, pues quedas en el limbo.

Te has convertido en una persona que sólo sabe hacer una cosa y se supone que tienes que reinventarte. Pero el mundo no ha cambiado. Las empresas siguen queriendo personas superespecializadas, con años de experiencia.

Pero si en un momento de nuestras vidas decididos cambiar de rumbo, no tenemos derecho a elegir otro camino?, estamos condenados a seguir la misma senda de por vida?. Me niego a pensar eso.

En este momento me encuentro en el limbo, buscando caminos, alternativas, volviendo a los orígenes. Recuerdo cuando en el instituto nos hicieron un test para averiguar cuáles eran nuestros gustos y ayudarnos así a a elegir la carrera con la que nos sintiéramos más identificados.

Tengo que decir que en mi caso no fue nada concluyente. Elegí todo lo relacionado con las artes, la acción y la tecnología.

Soy pura contradicción. Me gusta escribir, pero no la literatura. Me gusta la música pero sería incapaz de estudiar solfeo. Me gusta hacer trabajos empleando la fuerza bruta pero no me gustaría dejar de usar la cabeza. Me gusta la moda pero no me veo hablando de trapos con nombres absurdos.

Ya lo dice el refrán, el que mucho abarca poco aprieta. Y así ando, con las manos desbordadas de tanto intentar abarcar.

Lo que tengo claro es que me encanta aprender cosas nuevas, simplemente por el placer de conocer.

En edad escolar jugué al ajedrez, toqué la bandurria, escribí a máquina, canté en el coro, hice teatro. En el instituto probé el baloncesto, el voleibol, el bádminton, el atletismo, el pin pon. Hice senderismo, escalada, participé en un taller de cerámica. Me compré mis primeros patines y aprendí sola a patinar (me torcí una muñeca en el intento).

Con todas estas actividades disfruté, pero no me vi dedicando mi vida a ninguna de ellas. En mi camino encontré gente muy apasionada por alguna de estas actividades y las envidié. Pero no puedo dejar de aprender cosas. Tengo una lista muy larga de cosas que me gustaría hacer, pero que sé que no me servirán para nada, para nada que me aporte un beneficio económico. No se por qué se me antoja aprender a cantar, dar clases de canto. No tengo una voz privilegiada, pero me gusta cantar y creo que tengo sentido del ritmo. Seguro que disfrutaría, pero vamos a lo mismo. Para qué puñetas vale eso, para nada?. No obstante, lo pensaré.

Y a estas alturas de mi vida no he cambiado nada. Después de superar los primeros años de crianza de niños, ahora tengo tiempo de volver al aprendizaje. Retomé la bandurria hasta que me cansé, también me dio otra temporada por la guitarra pero necesitaba muchas horas de práctica y también lo dejé. Ahora ando bailando flamenco, sevillanas, jugando al papel y estudiando inglés. Quise volver al atletismo, pero  mi cuerpo me dijo que no forzara la máquina y le hice caso.

En fin, seguiré buscando caminos, porque escritor es el que escribe, fotógrafo es el que hace fotos, cantante es el que canta y comunicador es el que comunica, sin que por ello tengan que tener una superespecialiación.

8 respuestas a “La superespecialización.”

  1. Pues te diré una cosa, si te gusta escribir como entretenimiento hazlo porque a mi me parece que lo haces estupendamente, te explicas muy bien y no resultas aburrida, así ¿que te parecería escribir cuentos para niños?, lo mismo se te da bien y encima te haces famosa.
    Sobre lo que dices de que te gustaba hacer, a mi me ha pasado lo mismo, por ejemplo: me gustaba jugar al baloncesto, pero no tragarme un partido, me entretiene mucho escribir, pero no tanto leer, me habría encantado tocar la guitarra, pero como tu dices, no estudiar solfeo… me gustaría haber aprendido de oído, jajaja. De hecho, mi marido cuando eramos novios me regaló una guitarra que la tengo colgada en una habitación.
    Y sobre la especialización super, hoy día no sé si será imprescindible, ahora lo que si creo, es que cualquier cosa que emprendas tendrás éxito, (cuando sepas realmente lo que te gusta mucho, jeje)

    Bueno, como no hemos hablado esta mañana, pues yo aquí sigo con el rollo, jajajaja.

    Besos.

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    1. Muchas gracias por tus palabras y por tus sugerencias. Las tendré muy en cuenta. A veces, las cosas vistas desde fuera se ven con más claridad. Un beso.

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  2. Como me gustaría saber transmitirte todo el grado de comprensión y afinidad, que me hace sentir tu discurso. Ese sentimiento de frustración no culpable, esa rebeldía contra tales estados de cosas, esa insatisfacción espiritual; mas de una vez nos asaltan, no importa la situación, que no tiene porque ser necesariamente adversa, es un estado de animo, una desazón interior que a veces nos hace pensar en estas filosofías inquietantes. Si te digo que con los necesarios matices, alguna vez he sentido esa sensación. Sobre todo cuando ves pasar los años y a tu juicio consideras que no has conseguido aquellas metas,(muchas veces inconcretas), que creías al alcance de cualquier mortal.
    Bueno ya esta bien, Con razón a los abuelos se nos acusa de Contadores de Batallitas.

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    1. Esto pasa por pensar más de la cuenta. Te hace replantearte todo. Yo creo que tu has conseguido muchas cosas y sigues consiguiéndolas cada día. Te pongo un 10.

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  3. FELIZ NAVIDAD

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  4. Muy bonito artículo, que se reflexione sobre la propia vida, de vez en cuándo, sienta muy bien 🙂
    Cada día que escribes textos largos, te conocemos un poquito mas. Gracias por compartir.
    En el limbo ó encasillados, das tu C.V. y las empresas ya saben tu recorrido.
    Si te has movido por uno o por el mismo camino, malo, parece que sólo tienes una vía.
    O te vuelves a especializar en algo diferente, cosa ya difícil con la edad y la vida que llevamos, o te dejas las cejas buscando en la misma y socorrida vía.

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    1. Lo que está claro es que nunca hay que conformarse ni rendirse.

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  5. Tienes toda la razon Sensi,cuesta quitarse las cadenas pero una vez que lo conseguimos…que felicidad! Tenemos que dejarnos llevar mas y volver a nuestros verdaderas pasiones, al fin y al cabo solo se vive una vez! Suerte en tu busqueda 😉

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