Estoy encantada con las clases de escritura creativa. Este relato corresponde a un ejercicio en el que teníamos que utilizar un recuerdo de la infancia y transportarlo de época.
Año 3020. La sociedad está dividida en dos mundos, ciudades con tecnología muy avanzada con todas las comodidades y privilegios, protegidas por un muro infranqueable que las separa del submundo.
Zona próxima al muro
César: No deberíamos subir
Sara: Mira, desde aquí se ve toda la ciudad
César: Nos podrían ver
Sara: Voy a subir un poco más
César: (asustado) No es buena idea ¡Sara!
Sara: Ahhhhh
Sara cae al suelo y queda inconsciente. César corre a buscar ayuda.
Padre: Sara cariño, ¿me oyes?, ¿estás bien?
Sara abre poco a poco los ojos
Sara: ¡Papá!, yo solo quería …
Padre: (El padre suspira) No deberías desear lo imposible ¿Puedes levantarte?
Sara intenta ponerse de pie pero al apoyar su brazo derecho, vuelve a caer al suelo retorciéndose de dolor. El padre, desesperado y con miedo, mira hacia otro lado y después la mira a ella con ternura.
Padre: No te preocupes, todo irá bien.
Pasadizos
Sara y su padre recorren unos pasadizos estrechos, casi sin luz, malolientes, con mucha humedad. Llegan a una puerta que les impide el paso. Un escáner los recorre de arriba abajo. La puerta se abre y una vez dentro se vuelve a cerrar. No hay ventanas y todo tiene un aspecto decrépito y abandonado.
Aparece un robot que se lleva a Sara.
Sara se encuentra en el interior de una habitación llena de maquinaria y tecnología que nunca había visto. En el centro hay una mesa metálica alargada con cintas de sujeción a los lados.
Marta: (Ordenando piernas artificiales) Te sienta mucho mejor el C-40
Gloria: (Mientras termina de hacerle unos ajustes en su ojo biométrico) Lo se, ahora soy yo la que decide cuándo y dónde ¿Y tú no te animas?
Marta: En cuanto termine de pagar estas manos, ni te imaginas lo que soy capaz de hacer con ellas
Gloria: No me hace falta imaginarlo, no paras de contarlo
Hombre: (A Gloria) Túmbala y que no se mueva
Una máquina empieza a moverse y se para de repente. El hombre le da una patada y las luces de la habitación empiezan a parpadear y a emitir un zumbido.
Hombre: Jodida máquina. ¡Gloria!, te dije que cambiaras las baterías, ¿lo has hecho?
Gloria: (Con expresión de no haberlo hecho) Ehhh, siii (para ella) Si fueran solo las baterías
La máquina se aproxima a Sara y empieza a hacer su trabajo. De inmediato Sara siente un fuerte dolor y consigue soltar uno de sus piernas dándole una fuerte patada a Marta, que al retroceder tira los brazos mecánicos que había ordenado anteriormente.
Hombre: Te dije que la sujetaras bien ¿Es que lo tengo que hacer yo todo? (le sujeta la pierna con las manos hasta que la máquina termina)
Gloria le quita las cintas a Sara y la ayuda a bajar de la mesa. Sara se mira el brazo, lo siente raro y lo mueve con dificultad
Sara: (Llorosa) No puedo moverlo
Gloria: Inténtalo, despacio. Ves, te responde, solo tienes que acostumbrarte.
Sara se toca el brazo, está frío, no para de observarlo.
Se abre la puerta y ve a su padre que la espera al otro lado. Corre y lo abraza fuertemente.
Padre: Te queda muy bien
Sara: No se si me gusta papá, ahora soy…diferente
Padre: Ahora eres como yo (se levanta el pantalón y le enseña su pierna mecánica)
Sara: ¿Y podré ganarte en un pulso?
Padre: Seguro que si
Sara: ¿Y podré lanzar más lejos?
Sara: ¡Y no tendré que cortarme las uñas!
Se alejan y desaparecen en la oscuridad de los pasillos
2 respuestas a “Relato. Abrazos del futuro”
¡Hola Sensi! cuanto tiempo. Ya veo que has cambiado el aspecto de tu blog, está estupendo.
Te felicito por este relato tan ameno con relación a lo que será el futuro y sus adelantos, aunque da un poco de yuyu desde esta posición que nos ocupa ahora. Por mi parte, menos mal que no estaré en esos tiempos…
Como siempre no paras, ahora con tus clases de escritura creativa, terminarás escribiendo un libro 🤦♀️ 😊.
Suerte y un abrazo grande.
PD. A ver si nos vemos antes de las Navidades donde siempre…
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Muy bien relato. Ya no perderemos el tiempo en escayolas que no llevan a ningún sitio. Brazo roto, brazo nuevo. Y las empresas de cortauñas a la quiebra. Efecto colateral, lo llaman. Besitos Sensi
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