Seguro que más de una vez habréis acumulado montones de papeles del banco, facturas, cartas de hacienda, en fin, documentos en los que aparecen vuestros datos personales, nombre, DNI, dirección, número de cuenta, etc.
Y un día os levantáis con una obsesión inusitada por la limpieza y el orden, y queréis deshaceros de todos esos papeles que acumulan polvo y ocupan un sitio muy valioso, que podría estar destinado por ejemplo a…. montones de papeles venideros.
Pues bien, os traigo la solución, una manera muy sencilla para destruir documentos confidenciales sin morir en el intento. Seguro que estás pensando que te voy a sugerir una de esas máquina que engullen papeles y los hace tiras. Pues te equivocas. No voy a negar que me encantan esas máquinas y que me gustaría tener una en casa, pero no es el caso, no la tengo, no la voy a comprar y punto.
Tampoco os voy a sugerir que utiliceis unas tijeras para cortar en mil pedacitos todos los documentos. Sería una opción, pero estamos hablando de destruir una cantidad importarte de papeles y eso nos llevaría bastante tiempo y esfuerzo. Empezarías con muchas ganas, cortando las hojas en 50 trozos, luego te darías cuenta de que el montón destruido es bastante más pequeño que el que te queda por destruir, e intentarías cortar más hojas a la vez hasta que las tijeras empezaran a fallar, ya sabes, ese momento en el que las tijeras se te clavan en los dedos y te dejan unos surcos que parecen el Gran Cañón.
Total, que después de llevar un buen rato cortando documentos y con los dedos y las tijeras destrozados, dejarías el montón para otro día, y ya sabes lo que significa eso, que puede que pase otro año más hasta que te levantes con la obsesión del orden y la limpieza.
Otra opción muy atractiva, pero totalmente descartable, sería prenderle fuego a todos esos malditos papeles. Se me pasó por la mente, pero jugar con fuego es peligroso y además no dispongo del típico bidón que sale en las películas, ese en el que los mendigos se calientan las manos en invierno, ideal para una quema controlada de papeles.
Así que, después de barajar todas las opciones, llegué a la siguiente conclusión:
poner a remojo los documentos.
Hombre, no es una opción muy peliculera, no queda nada bien que en mitad de una operación de espionaje de la CIA, de repente el jefe diga, «hay que destruir todos los documentos, metedlos en la bañera». Perdería todo el glamour. Para ellos siempre en mucho más fácil poner un par de bombas y solucionado.
Pero como nosotros somos más de andar por casa, creo que el agua es una buena solución. Dejas a remojo todos los documentos y al día siguiente tendrás puré de papel.
Si, has leído bien, al día siguiente, no es una cosa instantánea. No me dirás ahora, que has podido guardar todos esos documentos durante más de un año y ahora no vas a poder aguantar un día para ver cómo se deshacen solos, no seas así.
El resultado es este:
Hasta podrías usarlos para hacer manualidades, una muñeco, una careta o vete tu a saber.
Una vez que los tienes con esta pinta, los puedes escurrir y meter directamente en una bolsa para llevarlos al contenedor de papel o los puedes convertir en bolas para tirarlas con mayor comodidad, tal que así:
¿Qué te ha parecido el invento?, a mi me parece que es una gran opción, lo que no entiendo es por qué no lo he hecho antes, todavía tengo los surcos en las manos de la última vez que usé las tijeras.
No se lo cuentes a los de la CIA, que lo mismo dejan de usar bombas, por lo de ahorrar en el presupuesto, y empiezan a comprar barreños.
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