Pero bueno, ¿cómo es que no me has felicitado en mi segundo cumpleaños bloguero?, desde luego no estás en lo que estás, que fue el 2 de octubre y no me dijiste nada.
Si, hablo contigo, no con el perro que bastante tiene ya con inflar los globos. Te advertí el año pasado que lo apuntases en tu agenda para que no se te olvidase, pero tu nada, que si yo me acuerdo solo, que cómo se me va a olvidar una fecha tan señalada, que si el perro ladrará para recordármelo, pero la realidad es que ya hace más de un mes de mi cumpleblog y me acabo de dar cuenta hoy, yo que confiaba en ti para estos menesteres y nada, otro año que ha pasado sin pena ni gloria.
¿Qué por qué te estoy echando la bronca?, pues porque echarme la bronca a mi misma es más aburrido. De verdad, no se cómo hacéis para acordaros de todas las fechas señaladas, yo soy un desastre total, es cierto que tampoco le doy demasiada importancia a esto de cumplir años, tampoco soy de las que odian que la feliciten, no, al revés, me encanta, pero si no lo hacen no pasa nada. Debe ser que empatizo con el que no felicita porque me recuerda a mi.
Bueno, la cuestión es que me acabo de acordar de que ya ha pasado mi cumpleblog, ¡qué sorpresa! Este año he tardado más en darme cuenta, se ve que cada día estoy peor con la memoria y con la vista, que ya no veo tres en un burro. Aprovecho para deciros que he estrenado mis primeras gafas de viejuna, esas que te pones en la punta de la nariz y que tienes que quitarte cuando levantas la vista porque se ve todo borroso. Y para compensar este penoso hecho, he elegido un modelo de niño. Que no, que no ha sido por eso, es que tengo la cabeza pequeña y ya estaba harta de llevar gafas de adulto con vida propia. La dependienta se ha quedado algo descolocada, pero al final me ha dado la razón como a los tontos.
- Señora, ¿usted quiere gafas de niño?, pues tenga sus gafas de niño señora viejuna.
A ver, que nos desviamos del tema, que yo he venido aquí para hablar de mi cumpleblog y ya estás escurriendo el bulto. Te vuelvo a preguntar, ¿por qué no me has felicitado?, ¿no ves que yo ya no tengo la cabeza para estas cosas?.
Para el resto de fechas cumpleañeras y santorales, cuento con la inestimable ayuda de mi hermana, ella siempre me avisa para que no quede mal.
- Niña, llama a tu madre que es su cumpleaños
- Niña, llama a tu hermano que es su santo
- Niña, ¿todavía no has llamado a papá?
- ¡Al final no felicitaste a mamá!
Siempre termino acordándome, aunque tres días después de la fecha en cuestión. Ni con aviso de hermana estoy a salvo de ser una «mal queda».
Así que, como nadie se ha acordado, me felicito ahora mismo, hoy mismo, en este preciso instante, porque si, porque hoy es hoy, porque yo lo valgo, porque más vale tarde que nunca, porque nunca es tarde si la dicha es buena, porque a quién madruga Dios le ayuda. Vale, este refrán no viene al caso pero y qué?, no me descentres.
- ¡FELICIDADES!
- Gracias, qué detalle, no tenías por qué (si que lo tenías pero es lo que se suele decir), no me lo esperaba, qué sorpresa que te hayas acordado, gracias.
¿Volveré a olvidar mi cumpleblog el año que viene?, ¿tendréis que volver a soportar una entrada de este tipo? Siento deciros que lo más probable es que la respuesta sea, SI.
Os dejo aquí el enlace a mi primer y olvidado Cumpleblog:
https://eldiariodesensi.wordpress.com/2015/10/14/felicidades/
Dicen que el hombre es el animal capaz de tropezar dos veces en la misma piedra y yo doy fe de que es totalmente cierto.
Replica a Las tejas rojas Cancelar la respuesta