Regreso al futuro es el nombre de una película que todos muy bien conocemos. Michael J. Fox en el papel de Marty McFly y Christopher Lloyd en el papel del chiflado Doc.
La verdad es que nunca he entendido el nombre de esta película. Resulta que nuestros protagonistas se encuentran en un momento determinado m. Debido a una serie de circunstancias, Marty viaja al pasado, o sea, un momento anterior al momento m, llamémosle <m. Marty hace esto, aquello y lo de más allá en el momento <m. Casi al final de la película, nuestro Marty vuelve al momento inicial, o sea, m a secas.
Señores, ¿solo yo me he dado cuenta de que lo que ha hecho el señor McFly es volver al presente?, ¿qué es eso de regreso al futuro?, ¿de qué futuro me habla?, esto me crispa, me desasosiega, me inquieta, me desestabiliza, me corroe, me despista, me sorprende, vamos, que me cabrea.
Cada uno puede ponerle a su película el nombre que le de la gana, faltaría más, lo único que pido es un poco de coherencia. Puede que el creador de la película, director, productor, guionista o qué se yo, faltase a clase el día que explicaron los tres tiempos, pasado, presente y futuro. Vale, lo puedo entender, pero ¿nadie de su entorno tuvo las narices de decirle que el nombre no reflejaba la realidad de la película?. Lo dicho, vivo sin vivir en mi.
Aclarado este punto, hablemos del look, un look que me recuerda bastante a nuestro amigo Marty McFly. El chaleco acolchado fue una prenda muy de moda en los años 80. Las madres de aquella época compraban el abrigo completo, con mangas incluidas, pero lo que estaba de moda era quitárselas. ¿Que para qué puñetas sirve un chaleco de plumas sin mangas?, qué se yo, soy una más del montón, suelo sucumbir a las modas y tendencias sin platearme si la prenda tiene sentido o no. Que me gusta, pues me lo planto.
Este chaleco en concreto tiene ya unos años, alguno ya lo habrá imaginado, sobre todo por el color, creo que el amarillo no es tendencia este invierno. Pues me importa un pimiento, lo mismo sigo las modas como que no las sigo, pura anarquía. Ahora mismo el verdadero anárquico se está riendo en mis narices.
Con este look corro el riego de parecer una viejuna disfrazada de adolescente, lo se.
Alguien podría verme de espaldas por la calle, con mi carpeta en mano, con mi aire juvenil y podría pensar que soy una adolescente. Pero si ese alguien decidiese acercarse para preguntarme algo y en ese momento me diese la vuelta, zasca!, aparecería mi careto de viejuna. Susto asegurado. Pues qué quieres que te diga, haber elegido muerte.
Lo que no acabo de entender, es por qué la mayoría de mis looks me recuerdan a chicos. Ya podría haberme vestido con la típica falda de animadora, con la misma sudadera, unas zapatillas altas hasta el tobillo y unos calentadores. Pues no, tenía que parecerme al Marty éste.
Y siguiendo la misma sintonía de la película, voy ya a regresar al futuro que tengo que hacer la compra.
Nos vemos en el próximo viaje en el tiempo.
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