¿Quién es amantísimo?, amantísimo es mi media naranja, bueno, mi media naranja no sería la expresión adecuada, porque él es más grande que yo, ocupa más de media naranja, sería algo así como 2/3 de naranja.
Vale, pues para no faltar a la verdad rectifico. Amantísimo es mi 2/3 de naranja. Lo que no tengo muy claro es si nuestra naranja sería como las de zumo o las de mesa. Las de zumo tienen la piel muy fina, se pelan fatal, pero son muy jugosas. Las de mesa tienen la piel más gruesa, se pelan bien y los gajos se separan sin dificultad. No encuentro ninguna similitud entre estos tipos de naranja y nuestra relación. Paso de las naranjas. ¿Por qué tenemos que ser naranjas?, puede que quiera ser pera. No, la pera se divide mal. O ser melón. No, no me convence. Ya lo tengo, me pido ser sandía.
Mi amantísimo es mi 2/3 de sandía. Aquí si que encuentro similitud. El es duro por fuera pero muy jugoso por dentro.
Siempre he sentido curiosidad por saber qué piensan los demás de nosotros, les pareceremos una pareja que pega?, pensarán que nos compenetramos?, nos verán felices?, quién creerán que es el que manda de los dos?.
Fue él el que me sugirió que empezara un blog. Bueno, sus palabras exactas no fueron esas, me dijo algo así como: «deberías hacer algo para no olvidar lo que has aprendido en el curso». El siempre me dice cosas, yo hago como que no las escucho, pero al final siempre le hago caso. Me dejó el run, run. Así que un día me levanté y me dije, voy a empezar un blog. En ese momento él estaba de viaje, así que le mandé el link por correo para que me dijera qué le parecía. No se lo había dicho todavía a nadie, era solo un proyecto. No me contestó, en lugar de eso publicó mi primera entrada en su Facebook, cágate lorito. Me dejó estupefacta, este hombre siempre consigue sorprenderme. O sea, que no solo no se avergonzaba de la loca de su mujer ni de sus chorradas, si no que coge y lo difunde.
Pues así es con todo. Cuando creo que ya está harto del blog, de mis videos, de mis entradas, de mis looks, va y me regala un portatil, para que trabaje más a gusto, o me dice, «mira este video, este perro hace más cosas que el tuyo» y me arranca una carcajada. Está pendiente de mi, aunque sabe disimularlo muy bien.
Jamás me ha desanimado. Aunque le haya contado mi deseo de hacer la cosa más tonta, nunca me ha dicho: «¿para qué quieres hacer eso?».
Ahora se me ha antojado aprender a cantar, no para ser cantante, sino para aprender a usar mi voz. ¿Que para qué?, pues para nada, como casi todo lo que hago, pero el tiempo que esté disfrutando de esa nueva experiencia, no tendrá precio. Bueno miento, si que tendrá precio, que todo cuesta, nadie da clases gratis.
Quise volver a practicar atletismo, velocidad concretamente y él no dijo ni pío, ni bien ni mal ni todo lo contrario, me dejó hacer. Busqué un club cercano, me apunté, fui a dos entrenamientos y lo tuve que dejar. Había idealizado el atletismo, me recordaba a mi juventud. Es cierto que estoy en forma, pero no para ese tipo de entrenamiento, no para competir en pista. Casi me da un yuyu durante los entrenamientos y lo peor de todo es que los músculos de mi periné ya no son lo que eran. Vamos, que con tanto salto técnico para aumentar zancada me meaba viva. Por Dios, que he tenido tres hijos y hay cosas que se quedan desgraciadas de por vida. Así que tuve que recular y volver al gimnasio, a mi querido zumba.
Después de quedarme en paro quise llenar mi tiempo con infinidad de actividades. Iba al gimnasio, daba clases de sevillanas, hacía un curso por internet, lo que viene siendo gastar y gastar. Pues va y me dice: «podrías dar clases de padel, seguro que te gustan». Flipo en colores. En lugar de decirme: «niña, haz el favor de buscar un trabajo y déjate de tanta tontería», va y me anima a aumentar mi lista de actividades. Y yo que soy muy bien mandada, le hice caso. Gracias al padel conocí a un grupo de gente muy apañada, hacemos torneos de vez en cuando y me lo paso pipa.
Y para terminar esta Oda a mi amantísimo os diré que disfruto muchísimo cuando hacemos cosas juntos y no me refiero a viajes en pareja, que también, sino a diseñar un espacio para el ordenador o a pensar en cambiar los muebles del salón o a realizar algún trabajillo de bricolaje.
En fin, que estoy muy contenta con mi sandía, concretamente con 2/3 de ella.
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