Hacía ya como 15 años que no practicaba deporte de verdad. Hice muchos intentos, pero todos resultaron fallidos y ahora se por qué.
Para hacer deporte necesitas tiempo y por supuesto mucha motivación. Hay que elegir un ejercicio que te guste de verdad y no solo para perder peso o estar en forma.
Hasta ahora no disponía de ese tiempo. Sacaba horas de dónde no había.
Primer propósito: Me levanto temprano y salgo a correr.
Para empezar, no me gusta correr. Entonces qué clase de propósito es ese?, pues de los que no se cumplen. Suena el despertador a una hora muy tempranera y piensas, realmente tengo necesidad de salir fuera, con la que está cayendo, sin desayunar. Creo que no me conviene nada, puede que me de un mareo por ahí y quién me va a recoger si no hay mas locos por la calle.
Incluso puede que un día consigas levantarte, y corras. Pero cuántos minutos exactamente?, pues ya te lo digo yo, 10 míseros minutos, porque tu cuerpo no está acostumbrado y a los 10 minutos parece que te va a dar un ataque al corazón. Yo incluso lo he visto como una posibilidad totalmente factible. Así que te has levantado, has corrido tus 10 asquerosos minutos y te vuelves a casa hecha polvo. Suena el despertador al día siguiente y tu cuerpo no responde. Te duelen todos los músculos de tu cuerpo y piensas que mejor será quedarse en la cama, hasta que te repongas de las agujetas. ¿Vuelves a salir?, pues no. Ahí queda el propósito número uno.
No pasa nada, correr no era para ti, hay que buscar otra cosa más fácil, como nadar. Solo necesito unas gafas, un gorro y un bañador, guapísima, es decir, horrorosa. El gorro no favorece a nadie y el bañador, como no estás en forma, te aplasta el pecho y te marca la barriga y para colmo se te queda despegado de la espalda. Bueno, no nos miramos al espejo y al agua. Un largo, otro largo, otro, ay que me ahogo, ese me ha salpicado y he tragado agua, vaya coscorrón que me acabo de dar con el borde la piscina, si es que tengo que calcular mejor cuando nado de espaldas. Voy a mirar el reloj porque debo llevar media hora nadando. ¡Sólo cinco minutos!, ese reloj debe estar mal, pero si estoy cansadísima y me falta el aliento. Bueno, 15 minutos y me voy.
Vas al vestuario, te peleas con el vaquero porque no sube, te peleas con los calcetines porque no suben y te vas con el pelo chorreando. Paso de secármelo en el secador ese, que tengo prisa. Llegas a casa con la señal de gorro, la cara roja y los ojos rojos porque te ha entrado agua por las gafas, que aunque las has apretado hasta que casi se te salen los ojos de la órbita, debe ser que no era suficiente y necesitaban un apretón más.
Has ido a nadar a la hora de comer, que era la única que tenías, con lo cual, estás cansada, con el pelo mojado y con más hambre que un perro chico. Al día siguiente no vuelves. Demasiado sacrificio, no quiero morir en el intento.
Ya se cual es la solución, hacer deporte en casa. Solo tengo que comprarme una colchoneta, unas mancuernas y una comba. Haré abdominales en la colchoneta, fortaleceré los brazos con las mancuernas y unos saltos de comba me harán perder peso. Plan perfecto.
Cojo la comba y ay que le doy a la tele, allí mejor, no que le doy a la mesa, aquí mejor, no que da el en techo. Bueno, dejo la comba, a ver las mancuernas. Uno, dos, abro, cierro, subo, bajo, vaya aburrimiento, así a palo seco no hay quien pueda, me haría falta un video o algo. Vamos a la colchoneta. Tijeras, levanta piernas, baja piernas, laterales, esto se me da bien. Y cuando llevas dos días haciendo los mismos ejercicios que recuerdas de cuando eras adolescentes ya estás hasta las narices y vuelves a abandonar.
Lo que tengo que hacer es aprovechar el tiempo de ida y vuelta al trabajo. Me compraré un patinete e iré con él al trabajo. Pero no un patinete cualquiera, de los de rueda grande, con freno en la rueda trasera. Contentísima con mi patinete nuevo. Pero luego me asaltan los problemas logísticos. Tendré que ir con el patinete en el metro, bajar las escaleras con él y volver a subirlas, tendré que dejar el patinete en el trabajo con el consabido cachondeo. Tengo una idea, dejaré el coche en la boca de metro por la tarde, al día siguiente iré con el patinete hasta el metro, lo dejaré en el maletero del coche y al volver lo recogeré y me dejaré caer hasta casa. Y ahora que estoy en casa, no tengo coche, porque está en la boca de metro, tendré que ir a por él y volver a dejarlo por la tarde. Pues vaya coñazo que me acabo de buscar, qué manera de complicarse la vida, a tomar por saco el patinete, hombre. Usaré el patinete solo para sacar al perro o ir a la compra. Cosa que haces dos días y ya, porque llevar la compra mientras llevas un patinete es bastante complicado, tienes más peso de un lado y pierdes el equilibrio, eso no hay quien lo maneje.
Y ahí se queda el patinete, junto con la comba y las mancuernas.
Y llegó el momento de tener mucho tiempo libre, el día en el que te despiden del trabajo. Tenía una lista muy larga de cosas por hacer. Por fin podré apuntarme al gimnasio. Lo cogí con muchas ganas. Lo primero que haces cuando empiezas en el gimnasio es informarte acerca del tiempo que necesitas invertir para empezar a ver los resultados. Echas horas en internet recabando información. ¿Cuántas abdominales hay que hacer para que se te noten?. Conseguiré el cuerpo de una atleta de 400 m lisos.
Iba a todas las clases que podía, a zumba, a clase de pesas, a clase de elíptica, a ciardiobox, a gimnasia en el agua, hasta probé pilates. Después de machacarme durante un año, llegué a la conclusión de que hacía falta una cosa muy importante para tener el cuerpo de una atleta de 400, tener otra edad. Así que ahora he bajado la intensidad del ejercicio pero sin abandonarlo.
He vuelto al deporte para no dejarlo y me encanta.
Replica a eldiariodesensi.wordpress.com Cancelar la respuesta