Hoy no tenía muchas ganas de peinarme y me he decido por el lamido de vaca. No ha sido fácil, porque he necesitado cantidades ingentes de espuma, laca y gomina.
Al mirarme al espejo me he visto muy veraniega, como si estuviese de vacaciones en la playa y me hubiera vestido para dar un paseo por el puerto deportivo en una mañana cualquiera. Incluso me he visto como mujer adinerada que se había vestido de sport, por aquello de ir cómoda, por si se terciaba ir de compras en las tiendas del puerto. Me he visto hablando con una amiga y subiendo a su yate para dar una vuelta hasta la hora de comer.
Todo eso lo he visto solo con mirarme al espejo. El repeinado es milagroso. Si es que la gente se piensa que para ser millonario hacen falta millones, y no señores, lo que hace falta es un buen bote de espuma, y yo tengo espuma, gomina y laca. Hazte una idea de la cantidad de millones que puedo tener.
Esto lo deben de saber muy bien los señoritos andaluces, porque creo que el repeinado hacia atrás con bucles en la nuca es un estilo muy de ellos. El que tiene dinero, lo tiene, y el que no lo tiene, lo aparenta, que para el caso es lo mismo. Vale, es un estereotipo, no todo el monte es orégano, pero tendré que sacar puntilla por algún sitio, no?.
Me he cruzado con una vecina que me ha dicho: «¡Qué veraniega vas!». Pues claro que lo se, no ves que me he mirado al espejo antes de salir de casa?. Y seguro que ha pensado que venía del puerto, fijo.
¿Sabéis cómo me doy cuenta de que voy cumpliendo años y ya no soy una jovencita?, cuando entro en una tienda. De joven, entraba en una tienda y la dependienta me preguntaba si necesitaba ayuda. Yo le contestaba que no, que solo estaba mirando.
Pues ahora eso no me pasa. Ahora le digo: «pues mira, ahora que lo preguntas, estoy buscando una flor de color fucsia, para el pelo, porque resulta que tengo una boda y había pensado que sería un buen complemento, porque voy a llevar tal, con cual, y verás, los zapatos son negros…bla, bla, bla». Definitivamente eso no lo dice una joven, no. Conforme vas cumpliendo años, parece que sientes la necesidad de explicarlo todo. Pero si a la muchacha no le interesaba lo más mínimo, era un ¿te ayudo?, de esos de cortesía, de te lo digo pero búscate la vida. Pues haber elegido muerte,… me preguntas, pues te contesto.
También lo noto cuando voy a la peluquería. Antes, yo iba a la pelu, me sentaba en la silla y no decía ni mu. Cuanto antes terminara, mejor. Y ahora, me siento en la silla, la peluquera me da pie para la charleta, y yo entro de cabeza. Que si me voy de vacaciones aquí, que los niños muy bien pero que tienen muchos deberes. Yo alucino. Cuánto más lo analizo, más claro lo veo.
Incluso tengo más empatía con todo el mundo. Que me están envolviendo los regalos en una tienda en fechas navideñas, pues enseguida me pongo en el lugar de la pobre chica, pienso en las horas que lleva cortado celo, pegando celo, tirando celo y termino haciéndole un comentario alentador.
Y si me atienden con amabilidad, ya es que me derrito, vuelvo seguro.
En una ocasión entré en una tienda Bershka fuera de España. Todos sabemos que en este tipo de tiendas la ropa está revuelta, siempre hay alguna percha y ropa en el probador que estás usando, las dependientas deambulan de aquí para allá con sus quehaceres, …estamos ubicados, no?.
Pues en el Bershka fuera de España, la dependienta se dirige a ti nada más entrar por la puerta, se presenta por su nombre, te informa de promociones y se ofrece a ayudarte en lo que necesites. Cuando llegas al probador, hay otra chica que te acompaña y pone tu nombre en la puerta. ¡Toma ya!. Me quedé anonadada. Por un momento pensé que había entrado en Carolina Herrera y me iba a dejar un riñón. La cuestión es que me encantó recibir tantas atenciones, cosa que de joven solo te agobia.
En fin, os dejo que me esperan en la terraza del puerto para tomar el aperitivo.
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