Estoy bastante satisfecha con el resultado de este look. La falda me encanta, pero como es tan peculiar, me cuesta bastante combinarla. Para llegar a este resultado he tenido que cambiarme unas cuantas veces de zapatos, de camiseta, de camisa, de blusa hasta llegar a esto.
La falda la compré en una tienda donde no suelo entrar habitualmente, pimkie. Tiene un estilo que no me acaba de convencer. Un día decidí darle una oportunidad y encontré esta falda. En cuanto me la probé, me encantó. Pero ahh!, no tenían mi talla, cómo fastidia eso!. La cosa no podía quedar así, tuve que preguntar en qué tienda de Madrid la podría encontrar y allí que me planté. Lo que se llega a hacer por un capricho!.
No me la he puesto tantas veces como esperaba, porque al ser tan estrecha, da la sensación de ir muy arreglada. Ahora pensarás que qué te estoy contando, que desde cuándo me preocupa eso, después del artículo de la oficinista. Se que caigo en contradicciones y soy consciente de ello, pero lo bueno es reconocerlo. Tu lo reconoces y ya estás libre de todo pecado, como si eso te salvara.
El caso es que con esta falda se te marcan todas las curvas y para eso hay que estar mentalmente preparada. Un vaquero te lo pones sin pensar, pero una falda de tubo…tiene su miga.
Os muestro aquí cómo la combiné en otras dos ocasiones:
Me da a mi que estos dos looks están menos conseguidos. En el primero me he pasado y en el segundo no he llegado. Y esos pelos?, por Dios!. Si es que los comienzos son muy duros. Qué mal recortado está el pelo!. Estas fotos son anteriores al descubrimiento de poner una toalla blanca como fondo para el pelo, porque la nebulosa que se ve a través del pelo en la foto derecha, es la puerta color roble.
¿Por qué nos hacemos fotos cuando vamos de boda?, pues para dejar constancia del modelito que llevamos y de lo arregladitas que vamos. Sabemos que ese vestido probablemente no nos lo volvamos a poner en nuestra vida y queremos conservar un documento gráfico que lo atestigüe. Podemos repetir modelito siempre y cuando los invitados no sean los mismos, en caso contrario estaríamos cometiendo sacrilegio y podríamos ser perseguidos por la Inquisición de los protocolos de bodas.
Esta afición de fotografiarme ya me venía de antes de tener el blog. Siempre he querido tener un inventario fotográfico de toda mi ropa, saber cuantas faldas tengo, cuantas blusas, cuántos vestidos, cuántos zapatos. Empecé poniendo la ropa encima de la cama y haciéndoles una foto, pero quedaba francamente mal, porque ni siquiera se apreciaba cómo era la prenda. Así que decidí hacerme fotos con la ropa que me ponía cada día.
Cuando creé el blog, pensé que podía compartir esta idiotez mía con todo el mundo. Ahora se ha convertido en pura diversión. Imagino que el invierno que viene tendré bastantes menos looks que compartir, porque mi armario es limitado. Ya pensaré en ello cuando llegue el momento.
Las fotos también sirven para apreciar cuánto me ha crecido el pelo. Dato extremadamente importante. Se que no podíais seguir con vuestras vidas sin esta información tan valiosa.
Puede que algún día os muestre una colección de peinados y cortes de pelo a lo largo de mi vida. Lo estáis deseando. Algunos son realmente horrorosos, pero eso lo digo ahora que los veo con perspectiva, en su momento me parecieron estupendos.
Y como diría Mayra Gómez Kemp, «Hasta aquí puedo leer».
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