En una de las habitaciones de los niños compramos una cama nido. Cuando los niños crecieron empezaron a necesitar una mesa donde hacer los deberes, pero en la habitación ya no quedaba mucho espacio.
Paseando por una tienda de muebles, vi una solución estupenda. Mesas extraíbles entres las dos camas. Como las camas ya las tenía, solo me faltaba añadir las mesas.
Un día fui a la tienda para hacer fotos de las mesas y los mecanismos y así poder copiar la idea. No parecía muy complicado. Dos tablas para las mesas, unas guías para extraer las mesas y una madera intermedia para poder colocar las guías centrales.
Para empezar, tuve que subir la cama de arriba para dejar hueco a las mesas. Unos agujeros nuevos para colocar el somier de láminas y listo.
A continuación muestro fotos hechas en la tienda y sus réplicas hechas en casa.
Guía lateral de la mesa. Tienda Guía lateral de la mesa. Casa
Guía central de la mesa. Tienda Guía central de la mesa. Casa
No voy a decir que lo hice en un pis pas, porque sería mentir. Mi marido también estuvo trabajando en este proyecto, no me voy a llevar todo el mérito.
Siempre nos pasa lo mismo, después de hacer un proyecto de bricolaje decimos: «ahora podríamos hacer 20 seguidos sin problema». Pero sabes que eso no va a pasar.
Cuando montas un armario del Ikea, por ejemplo, aunque sabes que podrías montar los 20 siguientes sin mirar, es bastante improbable que pase. Ni siquiera sabes si volverás a montar otro armario en tu vida.
Con los trabajillos domésticos de bricolaje, vas adquiriendo una experiencia que después no puedes amortizar, a no ser que te coja un familiar por banda y te sugiera que la amortices en su casa.
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