Hoy he echado mano de una camisa blanca masculina, concretamente de mi hijo. A él le está un poco grande. Tuve que comprarla un día a prisa y corriendo porque la necesitaba para el día de San Isidro. Ese día, en el colegio se visten de chulapos y chulapas y se marcan un bailecito.
Curiosamente estaba en mi armario. Quién la habrá puesto ahí?. Por si alguien lo está penando, fui yo.
En cuanto me he puesto la camisa ya me sentía más sexy, como en las películas donde la chica se pone la camisa del novio para dormir o más bien se la pone a la mañana siguiente. Siempre es mejor esta opción que la de enrollarse la sábana por el cuerpo.
Esta es la imagen que me he formado en mi cabeza, más o menos.
Me sentía tan libre con la camisa que me ha recordado a la película de Titanic, en la escena donde están en la cubierta del barco y el viento ondea el pañuelo de la chica.
Me he hecho una foto emulando la situación. Es cierto que me faltaba el viento y el entorno, pero todo estaba en mi imaginación.
No se sabe muy bien si soy la chica de Titanic o Michael Jackson en uno de sus bailes, pero los dos parecen estar a gusto.
La falda es de pimkie y la camisa de h&m.
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