Es ponerme unos pendientes de perla y ya me veo formal. Si a eso le añadimos el pelo con la raya en medio y flequillo de cortinilla, estamos ante un estilo clásico donde los haya.
Le he dicho a los niños que me veía como una niña buena, por lo del pelo, y me han dicho que parecía una madre, no una niña. Para que veais lo subjetivo que es todo.
Cuando era pequeña siempre llevaba la raya en medio, por eso este peinado, sin rizos y pelo detrás de la oreja, me ha recordado a aquellos años.
Hay peinados que te dulcifican los rasgos de la cara y otros que te los endurecen. Un día me hicieron en la peluquería un corte de pelo que me daba un aspecto muy agresivo, incluso se me notaban más las arrugas de la cara. Ahora, cada vez que voy, les advierto que no quiero tener cara de mala, que quiero tener una cara amigable. Al principio se quedan un poco extrañadas, pero cuando les cuento mi historia, parece que me entienden.
Me pongo en el lugar de las peluqueras y debe de ser una tortura escuchar las historias de la gente. Yo soy una cliente bastante callada, para contrarrestar a las que no lo son. Hay profesiones que parece que está implícito el tener que dar palique a la gente. No creo que lo que motivó a estudiar peluquería a esa chica, fuera el saber que le iba a dar conversación a las señoras. Pero vista la realidad, deberían tener una asignatura de conversación.
Este abrigo corto es moderno pero clásico. No se si estos dos conceptos pueden ir juntos en la misma frase, pero es así. En literatura se utiliza mucho la contraposición de ideas y en moda más todavía.
Abrigo de studio classics, camisa y pantalón de h&m, pañuelo de springfield y botas de mustang.
Deja un comentario