Si el otro día estábamos en un otoño primaveral, hoy estamos en un otoño invernal. Y no pasa nada. Guardo rápidamente la camiseta corta y me coloco el gorro sin ningún problema.
Como ya sabéis que tengo todo guardado en cajas, me he dirigido a la de bufandas, gorros y guantes. Me he surtido bien de todo lo necesario para un día de frío de narices como hoy. He cogido mi gorro nuevo que estaba deseando estrenar, la bufanda que no tiene principio ni fin porque es un rosco que se enrolla en el cuello y unos guantes que no he sacado en la foto.
Si al look le añadimos el abrigo de imitación a piel, con su pelito por dentro, ya estamos preparadas para el fresco.
Es posible que la gente me haya mirado con desaprobación, como diciendo: ¿qué vas a dejar para cuando llegue el invierno?. Es una cantinela recurrente. Parece que les molesta que te pongas una bufanda a pesar de que todos se subían la chaqueta para taparse el cuello. No tengo que esperar a que oficialmente llegue el invierno para abrigarme. Sólo es necesario que las temperaturas sean bajas para ponerme un abrigo. He dicho.
Debajo del abrigo llevaba un jersey de pelo o pelusilla, de los que da gusto tocar. Muy suavecito. Cuando me lo pongo, mis hijos se acercan a mi y se restriegan como si fueran perrillos. El perro también se restriega como un perrillo. Visto así, no parece tan interesante ponerse este jersey, voy a ser una mujer muy sobada!.
En definitiva, abrígate si hace frío y ponte las sandalias si hace calor.
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